Roca en forma de María Sosa subiendo al cerro. |
Cierto día una de las autoridades de Moquegua llegó a su casa y no tuvo qué prepararle; así que fue a la casa de su hija para solicitarle su ayuda. Le pidió una res para agasajar al ilustre visitante.
Maria Sosa habló con su esposo y él le dijo que no, porque su madre gastaba demasiado en aquellos recibimientos. Al ver la negativa de su hija, la señora aguardó a que llegara la noche e ingreso al corral para sacar la res, pero en la oscuridad no se dio cuenta que iba por unos matorrales, los cuales le causaron profundas heridas en el cuerpo y al no poder curarlas murió.
La gente murmuraba sobre la muerte de tan amable señora y culpaban a María Sosa por negarle el animal.
Pasado el tiempo, misteriosamente Maria Sosa desapareció del valle, nadie la pudo encontrar . Ella tenía un corral en el cerro, pues allí se encontraba abundante pasto. Las personas pensaron que tal vez María estaba en su corral porque cuando se aproximaban notaban la presencia de unas extrañas piedras que nunca estuvieron en el lugar. Una de esas piedras tenía la forma de una mujer que cargaba a su hijo en la espalda. Entonces los pobladores comprendieron que se trataba de María Sosa y sus animales.
La madre fallecida, antes de su muerte maldijo a su hija, al esposo de ella y a sus animales.
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