viernes, 27 de marzo de 2015

GANCHZSCOCHA

En aquellos tiempos, nacieron dos hermosos gemelos de una mujer tonta. Pronto crecieron y se hicieron hombres. Pero aparecieron unos monstruos con figura humana que vomitaban fuego, y los mataron. El padre los volvió a la vida y para salvarlos de peligros futuros los trasformó en serpientes. Las serpientes eran hermosísimas, y se fueron a vivir lejos. La más grande que era hembra se fue a la laguna de Ganchiskocha, y la otra que era pequeña y macho a la laguna de Yanakocha. Todo esto sucedió en el Valle de Konchukos.

GANCHZSCOCHA
GANCHZSCOCHA
Un día las serpientes sintieron demasiado hambre y salieron en busca de alimentos. Empezaron a arrastrarse por la tierra, como sus cuerpos eran gigantescos hicieron gran estruendo y las montañas y quebradas se estremecieron, y de ese movimiento nacieron nuevos valles. Al llegar al primer montón de piedras que los viajeros habían hecho en una montaña, y encontrarlo destruido, pensaron que los hombres eran malos, entonces decidieron devorarlos. La serpiente hembra dijo:

-En las mañanas me alimentaré en Chakas, en el mediodía en Piskobamba y en la noche en Yungay.

La serpiente macho a su vez prometió:

-En las mañanas comeré en Kasqa, a mediodía en Kurayaku y en la noche en Pasakancha.

Los habitantes de todos esos pueblos no sabían que el exterminio los amenazaba.

Cuando hayamos devorado a todos, juraron al mismo tiempo, nos juntaremos para dar la vuelta al mundo. Cruzaremos la Cordillera Blanca y Negra. Pero apenas comenzaron su labor destructora, el dios Wirakocha se indignó e intervino. Les disparó sus rayos, y las serpientes se convirtieron en rocas agudas de color azul. Sus cabezas se salvaron de la catástrofe. De ellas están creciendo nuevos cuerpos de serpientes. Cuando se hayan desarrollado definitivamente, en el Valle de Konchukos renacerá la vida y el mundo será como en el comienzo. Las dos serpientes se convertirán en hombres-dioses. Estos crearán una nueva sociedad donde los hombres serán libres y no habrá injusticias.

Autor: Marcos Yauri Montero

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