Tartufo Murillo es el protagonista de esta leyenda, quien al recogerse tarde a su casa y discurriendo por la calle San Pedro, observa en medio de la gran oscuridad, a una elegante dama, vestida toda de blanco y que se dirige a su encuentro. Don Tartufo se emociona, por lo que puede resultar un romance inesperado, sin embargo cuando los dos personajes se encuentran uno muy cerca del otro, la mujer empieza a elevarse por los aires; se trata de un alma del más allá. Don Tartufo Murillo, empalidece, moja sus pantalones y se escurre, como mejor puede, por la primera puerta entreabierta que encuentra; y una vez dentro de una oscura habitación, escucha una voz cavernosa que le dice: ¡Oh, desdichado mortal, deja que redima mis pecados; no perturbes el descanso de los que han muerto!
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Aparecida de la calle San Pedro |
Nuestro espantado protagonista, al escuchar esto, cae desmayado al piso.
Al parecer, y según cuentan, el alma en pena pertenecía a la que en vida fue una monjita libertina del convento de Santa Rosa.
Fuente: Libro de pablo nicoli: Arequipa y sus misterios, edic. 2001.
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