Sor Ana de los Ángeles (Foto: Internet) |
Ana castigaba su cuerpo con azotes y se sometía a largos ayunos de pan y agua. Se dice que, entre sus milagros, con sólo aplicar parte de la tela de su hábito, desaparecían tumores e infecciones. Fueron innumerables los vaticinios sobre muertes, enfermedades, recompensas y otros. Murió el 10 de enero de 1686, tras largos 10 años de penosa enfermedad y fue enterrada en el cementerio del monasterio. Ese mismo año, el obispo Don Antonio de León inició el proceso de su beatificación. En 1731, al trasladar su cuerpo a una nueva tumba en el coro de la iglesia, lo encontraron incorrupto, intacto y con olor a flores.
Fuente: Libro de pablo nicoli: Arequipa y sus misterios, edic. 2001.
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